BIBLOGTECA IES ROMANO GARCÍA

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lunes, 6 de junio de 2016

RELATOS GANADORES


   Lo prometido es deuda; aquí os dejamos los relatos ganadores para que todos podáis disfrutar de ellos. Los alumnos premiados deben acudir a la biblioteca el viernes 17 durante el recreo para recoger su premio.

   Una vez más, ¡¡¡enhorabuena a todos los ganadores!!!




CATEGORÍA A

1er Premio:

EL QUIJOTE  Y CERVANTES

Un hombre llamado Quijote de la Mancha estaba comiendo y viendo la tele; de repente, saltaron los plomos y avisó a un electricista. Éste no tardó en llegar
-¿ Qué ha pasado, Don Quijote?- preguntó el electricista
-Se me han saltado los plomos- respondió Don Quijote
-¡Ah, bueno! No te preocupes, te lo arreglo enseguida.
Transcurrieron diez minutos y los plomos quedaron arreglados.
- ¿Cuánto te debo?- preguntó Don Quijote
- Nada, ha sido un segundo

Y Don Quijote decidió entonces invitarlo a un café en el bar. Allí se preguntaron sobre sus cosas como que cómo se llamaba el electricista, a lo que contestó que Miguel de Cervantes y que si le gustaba ser electricista, entonces éste respondió que desde pequeño siempre había querido escribir libros. ¡ Pues entonces hagamos uno!- exclamó Don Quijote- ¡ Siempre he querido ser protagonista de un libro! Sí, sí, hagamos un libro juntos. Y se pusieron entusiasmados manos a la obra.
Trabajaron días y noches para escribirlo, incluso se inventaron a un personaje de nombre Sancho Panza, un hombre muy gordo. Hasta que al final lo acabaron y decidieron publicarlo. Tuvo muchísimo éxito y se hicieron famosos y Miguel de Cervantes hizo su sueño realidad y se dedicó a hacer libros.

2º Premio:

CERVANTES ANTICUADO

Un hombre llamado Miguel de Cervantes fue a un museo de los años 1500 o 1600. Al llegar donde estaban las ropas de aquella época, se quedó sorprendido pues miraba  su ropa y caía en la cuenta que era exactamente la misma. Salió corriendo nuestro personaje de aquel museo y los trabajadores se quedaban fascinados al ver que llevaba la ropa tan antigua;  lo mismo les ocurrió a la gente de la calle, unos sorprendidos, otros se reían de ese hombre tan raro.
Cuando llegó a su casa vieja y en ruinas, cerró la puerta corriendo aunque eran tan solo cuatro tablas de madera y echó los pestillos oxidados para que la gente no pensara que no era moderno, pero, en realidad, lo más moderno que tenía era una armadura sin oxidar.
Transcurrieron tres días de su encierro, cogió su caballo viejo y feo y partió en busca de lugares donde la gente vistiera como él lo hacía. Tras una semana buscando se dio cuenta de que en ningún sitio se vestía así. A su regreso, las personas pensaron que quizás podría ser divertido vestirse de la manera en que lo hacía Miguel de Cervantes.


CATEGORÍA B


1er  Premio:

EL PODER DE LAS PALABRAS

   Aquella tarde me encontraba leyendo un aburrido libro que me habían obligado a terminar para aprobar Literatura, cuando la tinta de sus páginas se difuminó y quedó borrosa. Al instante sentí una fuerza invisible tirando de mí. Me obligué a cerrar los ojos y cuando los abrí descubrí un cuarto desconocido. Miré hacia abajo y vi un ratón entre mis pies. Parecía inofensivo.
   
   -- Hola, me llamo Prólogo. Quiero encomendarte una misión de la que depende nuestro saber. Últimamente, la sociedad ha perdido el interés por la lectura. Puede parecerte una tontería, pero sin palabras  no somos nada. Deberás acudir a un lugar y formar un puzzle. A simple vista no parece difícil, pero no consiste sólo en unir piezas.

  Antes de que consiguiera quejarme ya me encontraba en una biblioteca. No percibí la presencia de puzzle alguno, de modo que emprendí la búsqueda.
  Un libro cayó de una estantería mientras analizaba el suelo con mis pupilas. Fui a colocar el volumen en la estantería, cuando una pieza de cartón se escapó entre sus hojas. Una pieza del puzzle. Inmediatamente comencé a registrar los libros, consiguiendo así nuevas piezas. Entre uno y otro libros iba leyendo algunos textos que me inundaban de intriga. Cuando hube registrado todos los libros, unos adolescentes irrumpieron en la estancia. Empezaron a quemar las hojas, pero conseguí frenarlos y les conté una historia.
  Al terminar, daban la impresión de ser más cultos y cultivados.

  Entonces cayó algo del techo. Era la última pieza del puzzle. La coloqué y leí el mensaje: " Somos lo que leemos, por lo que sí no leemos nada, no somos nada".
   
   Al instante, regresé con el ratón.
-- ¡ Lo conseguiste! ¡ Muy bien! Gracias...

   En ese momento, mi figura empezó a desvanecerse.
--Adiós, Prólogo.
-- Mejor llámame Miguel.

   Me desperté en mi casa. Me asomé al balcón y vi los edificios cubiertos de papel de periódico, y el suelo de las calles repleto de hojas de novelas deliciosas, mientras una lluvia  de letras caía sobre la ciudad, en la que mucha gente leía en ese momento.

  "Parece que lo hice bien", pensé.

2º Premio:

EL ESCRITORIO

Viajé a Alcalá de Henares en busca de muebles antiguos para decorar mi nueva casa. Me instalé en un hotel poco conocido. Tenía todo lo que necesitaba, me sentía a gusto. En mi insistente búsqueda de muebles antiguos, llegué a una pequeña tienda cuyo exterior no llamaba especialmente la atención. Cuando entré, aquella idea que tenía de la tienda cambió por completo. Hasta llegué a creer que estaba en el año 1600. Empecé a ojear los objetos y muebles y, de repente, mi mirada se clavó en un escritorio antiguo. Se salía un poco de mi presupuesto, pero sin duda lo quería. Metí  aquel escritorio en la furgoneta y, sin querer, le di un golpe. Para mi asombro, cayó una especie de diario antiguo, de oscuro color y desgastado por el paso de los años. Lo guardé sorprendida y me dirigí a mi hotel. Sentada en el borde de la cama empecé a leer.
Mis dedos se deslizaban sobre el papel, como los de Mozart en el piano. Cada palabra escrita en el diario me maravillaba más y más. Era increíble como aquel autor que, de momento, era desconocido, era capaz de enlazar las palabras. Lloré, grité, me reí. Me hizo meterme en su vida. Sentí el miedo de su estancia en la cárcel; el dolor que sufrió en la batalla de Lepanto; la furia cuando un impostor escribió una obra con el mismo nombre que la suya. Sentí la desesperación que tuvo al tener que escribir una novela tan rápido. Sentí el hambre. Sentí la sed. Sentí la vida. Y sentí la enfermedad…
En la última página se despedía firmando con el nombre de “Miguel de Cervantes”.  ¿Tenía en mis manos el diario del famoso escritor?No lo sabía con certeza, pero si algo tenía claro era que era algo grande y que haría saber al mundo de su existencia.



CATEGORÍA C

1er Premio:

TRANSFORMACIÓN

Me encontraba en el sótano de la casa de mi abuela, sentía nostalgia al ver todo aquello. Aquellas estanterías repletas de libros me recordaban a mi infancia. Cada tarde escogía un libro y lo leía…¡ Había pasado tantos años! Avancé hacia una estantería y palpé todos los libros, uno destacaba entre todos. Me decidí a cogerlo y ver de cuál se trataba: “Don Quijote de la Mancha” de Miguel de Cervantes.
Apenas había podido leer los primeros párrafos, cuando noté una enorme sacudida por todo mi cuerpo; la casa comenzó a temblar y sentí como mi piel mutaba y cambiaba su color a uno más blanquecino, como comenzaba a crecer un largo bigote que nunca había tenido presencia en mi cuerpo y observé además que el suelo estaba lleno de pelo que pertenecía a mi cabeza. Necesitaba averiguar qué me sucedía y me dispuse a salir de aquel sótano, pero noté que todo era ya diferente, como si hubiese retrocedido años atrás. Me rodeaban unas paredes grises y a la derecha unos  gruesos barrotes me impedían escapar. A mi izquierda pude ver un escrito en el suelo, se trataba del comienzo de la obra que hacía unos minutos había tenido en mis manos. Noté una sombra más en aquella sala y me giré cuando una voz aguda me sobresaltó. Aquella voz me resultaba conocida, traté de preguntarme dónde me hallaba pero no conseguía pronunciar palabra por más que lo intentaba, me trababa y no conseguía decir una frase coherente. Poco a poco aquella sombra se acercaba a mí hasta que todo quedó oscuro. De pronto, noté un dolor muy fuerte en mi mano izquierda, grité y me quejé, pero seguía trabándome constantemente. Se hizo la luz y desconcertado pude observar mi mano, completamente magullada. Estaba sentado en el suelo y un hombre se acercó a  mí diciendo: “Hermano, hoy es el gran día. ¡Al fin seremos libres!¡ Ya no tendremos que servir a nadie porque han pagado nuestro rescate!”. El hombre me agarró de la otra mano y comenzó a correr contento. Sin saber  por qué, comencé a correr por mi cuenta pero caí en un agujero y todo volvió a estar oscuro. Esta vez aparecí en una cama, empecé a sentirme fatal y noté como mi cuerpo envejecía y se arrugaba. Observé al hombre que antes corría contento, ahora lloraba.

Fui consciente de la situación y cerré los ojos esperando la muerte. Todo era muy raro, ahora me hallaba en un lugar que también desconocía. No sentía mi cuerpo, tampoco podía gesticular palabra, solo podía observar aquel lugar como si de un espectador en el cine se tratase. Vi a varias personas que se dedicaban a excavar en el lugar, parecían arqueólogos o algo similar. En aquel momento escuché que alguien decía haber encontrado algo y mostró un rostro óseo, otra persona exclamó que se trataba de los restos de Cervantes. Sentí un gran escalofrío y me desperté. Todo había sido un sueño, pero sentí mi mano aún dolorida… ¿Seguro que había sido un sueño?





2° premio:

EN ALGÚN LUGAR DE LA MANCHA.COM

   Miguel asintió ante la pantalla del ordenador, satisfecho con la nueva publicación de su blog.
   Esta vez, su personaje se había metido en un buen lío.
   Media hora más tarde, su hermano le llamó por teléfono para felicitarle, mientras subía al autobús.
--¿ Y la parte de los molinos? Con esa, me he partido de risa.
-- Me...me...me ale...gra q...que te gus...guste.
-- Miguel, mira a ver, que estás perdiendo cobertura-- se pitorreó su hermano-- Te escucho entrecortado.
--Im...im...imbécil-- le insultó, sonriendo con resignación.. Su hermano siempre se cachondeaba de su tartamudez con la misma broma.
-- Tendrías que publicar esto-- le recomendó su hermano por enésima vez-- eres famoso en Internet y nadie sabe siquiera cómo eres. Podríamos forrarnos.

   Miguel iba a contestar cuando un hombre flacucho se sentó a su lado. 
-- Lu...lu...luego te lla...llamo-- y colgó.

  Le sonrió al recién llegado:
-- Ho...hola, Al...Alonso.
-- Quijote, buen señor-- le corrigió el extravagante hombrecillo-- Sabéis de sobra que me llamo Quijote.

   Miguel volvió a sonreír, pero esta vez con cierta lástima. Antes de que la demencia senil le robase la razón, Alonso había sido un amigo suyo.
-- Lo...lo sé. In...intentaba man...mantener a sal...salvo tu id...identidad-- le tranquilizó .

   Pobre hombre. Con lo que había sido...tenía un enfermo, Sancho, que solía acompañarlo, pero a veces se escapaba y creía que luchaba contra la injusticia, como uno de esos caballeros de antaño.

  -- No temáis, buen amigo, que eso no es necesario. ¡¡ Precisamente de batallar vuelvo!! Un demonio pretendía robar el alma de una joven.

   Miguel reprimió la risa. ¡ A saber qué habría pasado en realidad! Pero sus aventuras le inspiraban para escribir en su blog.

-- ¿ Ah, s...sí?-- preguntó, sacando papel y bolígrafo.
Alonso asintió contentísimo.
--¿ Queréis saber los detalles de mi hazaña?
-- Si...siempre.

   Y una vez más, el valiente Quijote cabalgó sobre la tinta sin saber que no lo hacía solo. Miles de personas lo acompañaban, de la mano de Miguel en sus disparatadas aventuras.